domingo, 19 de febrero de 2012

Los comienzos

Empiezo esta andadura desde la incomodidad del sillón de un hospital (hasta la segunda noche no descubrí el modo de reclinarlo), pero a su vez desde el placer tan intenso que supone tener contigo a los dos seres más maravillosos con que uno se ha cruzado jamás.

A Pilar, la feliz mamá, esa mujer tan querida y admirada por mí, a quien un día tuve la suerte de encontrar en mi camino, no puedo sino reverenciarla. Lo que viví en el paritorio es inenarrable; después de sentirme cual gladiador de Roma a quien el pulgar del emperador salva la vida en la arena del coso cuando, a punto de nacer nuestra hija, la madre con el dolor de las contracciones acierta a decir un "déjalo" a la pregunta con ademán desairado pero totalmente rutinaria de la matrona cuando dice, moviendo la mano como haciendo correr el aire: "¿lo dejo o lo echo fuera?". Leñe, pensaba que se refería a algún apósito que llevaba puesto, y resultó que yo era el elemento "extraño".

Creo que Douglas en la película Espartaco no se sintió tan afortunado como yo, porque en apenas 3 minutos vino al mundo por esos misterios que tiene la naturaleza humana la pequeña Emília. Digo pequeña porque apenas pesó 2,600kg, pero no sé cómo ese "cuerpito" de apariencia frágil puede albergar tanta fuerza y sabiduría innata. Debe haber nacido con un gen hermano de la cebolla, porque es mirarla o cogerla al brazo y ponerme a llorar de la emoción; pues no sé, como no se parezcan en que va por capas que hay que quitar y poner en cada cambio de pañal o al bañarla, no me explico.
Esto es maravilloso, no deja de sorprenderme el misterio de la vida, pero cuando es tu propia hija a quien ayudas a nacer, a quien cortas el cordón y a quien coges en tus brazos nada más venir al mundo, toda la inmensidad de la galaxia más grandota que podamos conocer parece detenerse y empezar de nuevo con el contador a cero. No en vano se trata de una nueva vida, con todo lo que ello conlleva.

Parece como si nos estuviésemos estado preparando para esto desde hace mucho tiempo, si bien es la nena quien nos va guiando por estos derroteros a su ritmo (en cuanto pueda intentaré explicarle lo de los ciclos circadianos que creo que no lo tiene muy claro), con la sabiduría acumulada de la naturaleza ejemplificada en un bebé.

Cuánto contraste: tan frágil y con tanta fortaleza; tan pequeña pero con tanta grandeza; tan débil pero tan fuerte a la vez...y esto no ha hecho más que empezar. Parece como si los papás nos hubiésemos estado poniendo de acuerdo sobre las tareas y costumbres a adoptar con la llegada de la peque, pero lo bien cierto es que ni siquiera lo hemos hablado...salvo la promesa que hice de levantarme a cualquier hora de la noche si la nena o la madre lo necesitan, y que en su momento amplié al horario diurno ininterrumpido (eso fue en un dolor de madre, con ese sentimiento que tenemos algunos padres de cierta responsabilidad por no poder parir a nuestros hijos; pues si crié barriguita y todo, por solidaridad y para mimetizarme en el ambiente). Y es que parir, lo que se dice parir, no parimos. Eso sí, nos ponemos a parir con facilidad a nosotros mismos y a quien nos rodea. Tampoco podemos dar el pecho (esas pajitas conectadas a sendas botellitas que el papá se pone donde los pectorales; más pensadas para bebés prematuros que para padres "desficiosos" no entran en mis cálculos), pero vivir y sentir la paternidad no tiene parangón.

Nunca pensé que incoar tres hernias de disco por el sillón del hospital fuera tan placentero, ni que contracturarse la espalda por dos sitios a partir del tercer cambio de pañal (vamos a unos 9 por día) pudiera ser tan satisfactorio.

Espero no llegar a ser como esos padres que le ponen un marco a un pañal y presentan la obra a un concurso de "expresionismo", pero es verdad que tener a una hija en brazos, además de romperle a uno muchos esquemas, hace que la vida sea replanteada totalmente porque de momento se te pone todo un poco patas arriba, dicho sea en el mejor sentido de la palabra.

Tanto tiempo esperándola... podría estar mirándola, acunándola, oliéndola (me encanta), besándola...durante todo el día; y el siguiente lo empezaría de nuevo con la misma rutina y con la mayor ilusión.

Tal vez haya perdido el sentido del ridículo (recuerdo haberlo tenido hace tiempo) y haya recuperado un cursilismo que creía olvidado, pero como dije los esquemas cambian. Entre tomas, cambio de pañal y pequeñas cabezaditas, quiero compartir este sentimiento tan universal, gratificante y embriagador como es el de la paternidad. Gracias Pilar por tu fortaleza, por mostrar el camino a seguir, por tu ejemplo. Emília, gracias por colmarnos de felicidad y por ser tan bonica y encantadora; tu padre piensa estar dándote achuchones mientras te dejes.

7 comentarios:

  1. Eres grande, siempre lo presagié y creo que desde siempre lo supe. ¡Enhorabuena una vez más! Muchísima salud a los dos para poder, junto a la pequeña, ser felices por muchos años.
    Por cierto, no sé qué me pasa en los ojos, ¿será que la cebolla actúa en la distancia? ;-)

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    1. Moltes gràcies Raúl per les teues paraules. Quanta aigua ha passat pel riu des que ens coneguérem en l'aula...i qúin plaer retrobar-me amb tu, és enriquidor.
      Un bes fort!

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  2. De un padre primerizo a otro solo puedo decir que has expresado todo lo que se siente en estos primerod dias como si estuvierad dentro de mi ser, y es que desde el primer momento que la tienes en brazos sabes que nunca nada sera como antes que una pequeña parte de ti crecera en otra alma y nunca mas podras sentirte solo. Enhorabuena y felicidades por tus lagrimas de cebolla, compartiremos muchos pañuelos hermano.

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    1. Pablo, el meu germà més germà que he tingut mai, i que siguem pares de bessones de distints pares i amb tres setmanes de diferència...sé que ens queden moltes aventures que viure junts i compartir experiències i aprendre...sobre tot jo de tu, de la teua grandessa, noblessa, saviessa i optimisme etern.
      Un abraç fort!

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  4. I açò és només el començament! Enhorabona papis! Amb els fills cada dia porta una cosa nova, i sempre estan sorprenent-nos. Disfruteu-la. Molts besets!!

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    1. Gràcies Lucía. Sempre és bo comptar amb la veu de la experiència, que en teu cas és abundant.
      Un besso!

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